Con no poca frecuencia nos encontramos ante una hembra que no consigue, a
pesar de su gran esfuerzo, expulsar el huevo. Tal situación es producida por
diversos motivos: Por ser una hembra muy joven, por estar demasiado obesa, por
desequilibrios alimentarios o incluso por un simple estrés. Sea cual fuera el motivo
tendremos que favorecer la expulsión del huevo y tratar de acabar con su insufrible
dolor. Masajearemos con suavidad el abdomen de la hembra, le aplicaremos un
enema de aceite de hígado de bacalao, o en un extremo caso, ya que es una
operación muy delicada, con un objeto no punzante pincharemos el huevo.
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